El Covid-19 es la emergencia con más status del presente. Todos nuestros esfuerzos están destinados a llevar adelante las recomendaciones, pero la desigualdad de género no detiene su marcha, ni sus cifras. En este contexto nos encuentra una pandemia que desnuda el modo en que nos organizamos como sociedad.
¿Qué necesitan las personas infectadas? Cuidado. ¿Qué necesitan las personas mayores aisladas? Cuidado. ¿Qué necesitan las niñas y niños que se quedan en casa fuera de la escuela? Cuidado. ¿Quienes realizan la mayoría de estas tareas? Mujeres.
Todas las medidas implementadas para combatir el COVID-19, como el cierre de escuelas, guarderías, el aislamiento y la cuarentena afectan a mujeres y hombres, niños/as, de manera muy diferente. Sin embargo, las medidas implementadas afectan desproporcionadamente a las mujeres.
Como no estamos en el mismo punto de partida frente a esta crisis, incluir el enfoque de género en las respuestas a la pandemia tiene que ser una obligación.
La igualdad de género no consiste en que hombres y mujeres sean lo mismo, sino justamente lo contrario: garantizar que las necesidades de todas las personas sean tenidas en cuenta y estén contempladas en la respuestas.
Sobre llovido, mojado.
El trabajo extra por el cierre de escuelas y guarderías lo atajan principalmente las mujeres. Antes de la pandemia hablábamos de la doble jornada laboral que enfrentan las mujeres para referirnos a la doble carga de trabajo remunerado y a las tareas del hogar. En el contexto de cuarentena, las tareas de la casa, la escuela virtual, el trabajo propio y la asistencia de personas que necesitan cuidado (aunque no vivan en el hogar), agrega una carga adicional que en la mayoría de los casos recae sobre las mujeres.
La sobrecarga de las tareas domésticas y de cuidado en las mujeres ya nos abrumaba antes de la pandemia. Según la Organización Mundial del Trabajo (OIT), a nivel global, las mujeres dedican tres veces más de tiempo que los varones al interior de los hogares. Siguiendo esta tendencia, en Argentina, las mujeres dedican 6,4 horas contra las 3,4 que dedican los hombres (según datos de la encuesta sobre trabajo no remunerado y uso del tiempo del INDEC).
Las cuarentenas paralizaron además sectores donde hay alta concentración de mujeres (turismo, gastronomía, comercios, entre otros) y sectores donde hay altos niveles de informalidad (por ejemplo las trabajadoras en casa particulares).
Estamos aquí frente a una de las desigualdades estructurales que más nos urge a incorporar el enfoque de género a todas las políticas y respuestas.
Las mujeres siguen siendo la mayor población de riesgo.
Las mujeres son mayoría en la atención de la salud y representan alrededor del 70% de la fuerza laboral de la salud en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto las expone a mayores posibilidades de contraer el virus, porque están en la primera línea de atención de las personas infectadas. Por ejemplo, si hay faltantes de equipos de protección del personal médico, son las primeras afectadas.
En algunos países, las infecciones por COVID-19 entre las trabajadoras de la salud duplican a la de los varones. Según cálculos de ONU Mujeres, basados en datos del Ministerio de Salud de España, el 70% del personal de salud infectado son mujeres (5265 mujeres y 2064 varones al 6 de abril de 2020). Italia presenta la misma tendencia, en donde 66% del personal infectado son mujeres y el 34% son varones.
Tan feminizadas y tan masculinizados están los trabajos, que es habitual y frustrante estos días seguir escuchando el sesgo en los noticieros cuando piden un agradecimiento a ”los” médicos y ”las” enfermeras.
Sin embargo, a pesar de estar sobre representadas en la atención de la salud, brillan por su ausencia en la toma de decisiones de los hospitales y las clínicas. Esto es, una vez más, un síntoma de nuestra sociedad: cuanto más poder, menos mujeres.
No sólo entonces las mujeres están poniendo el cuerpo a la pandemia, sino que estamos desaprovechando su conocimiento en las respuestas. ¿Cuanto valor nos agregaría incluir más la experiencia de estas mujeres en la planificación sanitaria? ¿Cuántos errores nos podríamos estar evitando?.
La pandemia antes de la pandemia.
La violencia contra las mujeres ya era una pandemia antes de esta pandemia pero nunca aplanamos su curva. Al igual que el COVID-19, la violencia contra las mujeres es global y en todos los países están aumentando los casos, incluso en este momento donde pareciera claro el mensaje universal de protegernos unxs a otrxs.
A diferencia, del COVID-19, en la pandemia de la violencia sí tenemos antecedentes y podemos anticiparnos. Sabemos que el aislamiento, combinados con el estrés y la incertidumbre económica, aumentan aún más el riesgo de violencia en los hogares, particularmente de las parejas. Esta película ya la estamos viendo muy seguido.
Estudios previos de emergencias de salud como el Zika y el Ébola muestran un aumento de violencia de género. Por ejemplo, durante el brote de ébola en Sierra Leona, hubo un aumento en las tasas de violencia doméstica y sexual, así como un aumento en los embarazos adolescentes.
En 27 días de cuarentena, se registraron 209 mujeres asesinadas en México, 19 mujeres asesinadas en Colombia y la lista sigue en todos los países de la región. En Argentina hubo 21 femicidios y según el Observatorio de la Casa del Encuentro. el 65% de estas muertes ocurrieron por sus parejas y en sus hogares (4 de las víctimas eran niñas). Es muy difícil escapar cuando el agresor está en casa.
El Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad en Argentina actuó rápido, reforzando los servicios de denuncia y lanzando la campaña Barbijo Rojo, en la que al solicitar en un comercio un “barbijo rojo”, el personal comprenderá que se trata de una situación de violencia y gestionará una comunicación con la Línea 144.
¿No sienten acaso vergüenza y enojo si en la cuarentena disminuyen los hechos delictivos y aumentan los asesinatos a las mujeres?
Aún no podemos visualizar el impacto más amplio que tendrá el COVID-19 en términos sanitarios, económicos, sociales y emocionales, pero lo que ya es claramente visible es el impacto de la pandemia en la vida de las mujeres. Sin embargo, también estamos frente a una oportunidad de mejorar el abordaje de las respuestas.
El progreso en los conocimientos de género y los factores que generan desigualdad nos ubica en una mejor posición para responder a la emergencia con estrategias que incorporen las prioridades de las mujeres en un lugar central. Aplicar un lente de género es mucho más profundo que el dato clínico (y absolutamente preliminar) de si el virus compromete más la mortalidad de los varones que de las mujeres. Tener en cuenta el enfoque de género implicaría abordar algunas preguntas, tales como:
¿Cuáles son las diferentes prioridades de mujeres, hombres, niños/as en el contexto de la pandemia? ¿Qué roles desempeñan las mujeres y los hombres en este contexto? ¿Existen desigualdades de género preexistentes que pueden ser exacerbadas por las medidas de emergencia? ¿Las mujeres y los hombres tienen igual acceso e influencia sobre la toma de decisiones? ¿Se están registrando y recopilando datos desglosados por sexo?
No solo no nos podemos dar el lujo de ser neutrales en términos de género sino que las respuestas que lo incluyen son más efectivas. Ya empezamos a ver en Alemania, Nueva Zelanda, Suecia, Finlandia, Noruega e Islandia estrategias tempranas y aparentemente exitosas en la gestión del COVID.19. Me animo a decir que el factor común de esos países no es el hecho de que tengan mujeres gobernando sino liderazgos alternativos que ponen las distintas necesidades de su población en lugar central.
Ya es hora de afrontar las brechas de género con la misma decisión con que estamos haciendo frente a la epidemia. A la curva de la desigualdad también la frenamos entre todxs.
Aquí pueden encontrar propuestas para responder a la pandemia con enfoque de género:
Covid-19 en la vida de las mujeres - Comisión Interamericana de Mujeres (CIM/OEA).
5 acciones que los gobiernos pueden adoptar sin demoras - ONU Mujeres.
Gender dimensions of the Covid-19 pandemic (en inglés) - Banco Mundial.
Este artículo fue publicado en Infobae.
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